Se necesita lingüista
TRIBUNA. El Mundo
ANTONIO BRIZ
La Junta de Gobierno de la Universidad de Valencia ha otorgado la categoría spin off a la empresa Tecnolingüística, lo que supone reconocer la capacidad de las Humanidades -y de Lingüística- no solo para trasmitir saber, sino para crearlo y transferirlo a la sociedad y a las diferentes instituciones. ¡Justicia a las letras! Una spin off no es más que una compañía que surge a partir de otra empresa o institución. Sin embargo, las más conocidas son las derivadas de una universidad. Estas empresas se crean para aplicar y comercializar conocimientos o tecnología obtenidos de la investigación en el seno de la institución.
Ilustración: Álvaro Pemper
La Junta de Gobierno de la Universidad de Valencia ha otorgado la categoría spin off a la empresa Tecnolingüística, lo que supone reconocer la capacidad de las Humanidades -y de Lingüística- no solo para trasmitir saber, sino para crearlo y transferirlo a la sociedad y a las diferentes instituciones. ¡Justicia a las letras! Una spin off no es más que una compañía que surge a partir de otra empresa o institución. Sin embargo, las más conocidas son las derivadas de una universidad. Estas empresas se crean para aplicar y comercializar conocimientos o tecnología obtenidos de la investigación en el seno de la institución.En principio, todo parecen ventajas. La creación de compañías spin off es favorable para los empresarios en la misma medida que lo es para la universidad: se evita la fuga de cerebros, se crea empleo estable y se mejora la comunicación entre las universidades y el mundo laboral.Aunque España está muy lejos de llegar a los niveles de otros países, el crecimiento de este tipo de empresas ha sido espectacular desde 2001. Según revela un estudio de la Universitat de les Illes Balears: antes de esta fecha el número de empresas era de 18; entre 2001 y 2005, año en que se recogen los últimos datos, el número había aumentado hasta 390. Siguiendo con los datos de este estudio, la Universidad Politécnica de Valencia y la Politécnica de Cataluña concentran aproximadamente la mitad de las spin-off.Por comunidades, Cataluña, Madrid, Navarra y Euskadi están a la cabeza de la creación de estas empresas, y en cuanto a sectores, el informático es el líder, seguido del I+D, el químico y la biotecnología. ¿Y las Humanidades? Pocos rastros de las Humanidades, y el rastro lingüístico, si aparece, es solo ocasional y de carácter secundario. Para la mentalidad de muchas personas, incluida la de los propios universitarios, humanidades y empresa parecen dos términos de unión extraña. Por tanto, no se plantea siquiera que pueda existir una empresa de transferencia tecnológica y resultados del conocimiento que no esté vinculada a la ciencia experimental o a las ingenierías. La creación de la empresa Tecnolingüística puede empezar a cambiar esa mentalidad tanto dentro de las Humanidades como fuera.Sin duda, la lingüística es hoy más experimental y aplicada que nunca. Buen ejemplo de ello es la denominada lingüística forense -del foro-, que así se llama la actividad que realizan los lingüistas en la identificación del plagio -tan de moda-, de autores en defensa de la propiedad intelectual, de voces, o en la resolución de ambigüedades en leyes y normas. Y de la muestra otro botón: la labor del lingüista clínico en la elaboración de informes relacionados con ciertos trastornos de lenguaje. Ponga un lingüista en su vida.En definitiva, el lingüista-profesor deja paso al lingüista-asesor en el derecho, en medicina, en la identificación y tratamiento de voz, en la transcripción y codificación de lo oral, en la comunicación de organismos públicos y privados, en la negociación empresarial, en política. Y en la imagen lingüística, personal y corporativa: quien sabe comunicar bien tiene asegurado el éxito académico, profesional, económico, político y social. «Se busca entrenador lingüístico». La acción de estos profesionales, analistas y experimentadores sobre el lenguaje, es ya una necesidad incontestable en todos los ámbitos mencionados. Ello significa ampliar la áreas de actuación de los filólogos y lingüistas -lo sean por grado o por posgrado-, esto es, de sus profesiones, hoy ocupadas por intrusos.Es estupendo que su labor y su influencia haya sido reconocida hace unos días por un partido político, el PSOE, al fichar para su próxima campaña política al insigne lingüista cognitivo G. Lakoff -seguro que no tenía conocimiento de la existencia de una empresa española-. Con el apoyo de la Universidad de Valencia a la empresa Tecnolingüística se impulsa la transferencia de la investigación de las Letras y se destaca el beneficio que los servicios de un filólogo-lingüista pueden reportar a la sociedad. Además, se abre un nuevo mercado laboral para estos profesionales -que buena falta hace-.
Antonio Briz es profesor de la Universidad Carlos III y fundador de Tecnolingüística.